Cuentito akáshico que nos invita a reflexionar: (desde el akasha, canalizado hoy para una bella participante de la Formación en Registros Akáshicos)
"Un monje muy obediente y responsable, se propone meditar, crea un bellísimo espacio, amanece a las 5.00 de la mañana, prende un sahumerio, pone música muy suave, espera el primer destello del sol amaneciendo, respira profundo sintiendo que todo todo está a favor de ese instante que tanto anhela, meditar....
y de repente se escucha el ladrido de un perrito, el monje comienza a inquietarse, y vuelve a centrarse para meditar... y ahora el ladrido es más pronunciado; de inquietarse, el monje pasa a irritarse, y una vez más vuelve a alinearse con su deseo de meditar....
cierra los ojos... y de repente, el perrito saltó a su regazo... el monje enojado se lo saca de encima abruptamente.... sin abrir los ojos... continúa meditando.....
y entonces escucha al ladrido convertirse en llanto... abre los ojos, y ve a un perrito herido que se retira llorando.
El monje vuelve a cerrar los ojos, respira profundo, reconoce su angustia, su falta de paz, aturdido por lo sucedido... se levanta, busca al perrito... lo levanta y lo acerca a su Corazón, y es en ese momento en el cual comprende que meditar es una filosofía de vida, que no se limita ni al mejor escenario, ni al momento ideal.
Esa toma de conciencia lo lleva a sonreír, en ese preciso instante, el perrito dejó de llorar, volvió a ladrar, a mover la colita, a sentirse feliz!!
Y así el monje comprendió, que cuando se vive en un estado interno de meditación, nada ni nadie puede interrumpirnos, todo todo lo que sucede a nuestro alrededor, tiene un sentido de ser y de no ser."
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